Obtención de materias primas: el lado oculto de la sostenibilidad
La fabricación de coches eléctricos requiere grandes cantidades de litio, cobalto, níquel y tierras raras para las baterías. La extracción de estos materiales puede generar impactos ambientales y sociales considerables, desde la contaminación de acuíferos hasta conflictos laborales en países productores.
Por su parte, los coches de gasolina dependen del acero, aluminio y, por supuesto, del petróleo, cuyo proceso de extracción y refinado también deja una huella ambiental importante.
Fabricación y ensamblaje: ¿qué coche deja mayor huella?
Producir un coche eléctrico suele implicar más emisiones que fabricar uno de gasolina, principalmente por la batería. La huella de carbono que deja es menos significativa que la que dejan los coches de gasolina.
No obstante, para que el proceso sea completamente cero emisiones, hay que vigilar también su fabricación y reciclaje posterior.
Sin embargo, esta diferencia se compensa a lo largo de la vida útil del vehículo, especialmente si la electricidad utilizada para recargarlo es limpia. Además, los avances tecnológicos están reduciendo el impacto de la fabricación de baterías año tras año.
Transporte y distribución: la huella del viaje hasta el concesionario
El transporte de componentes y vehículos terminados también suma emisiones al balance total en ambos vehículos. En el caso de los coches eléctricos, muchas baterías se fabrican en Asia y se transportan a Europa, lo que incrementa la huella de carbono. Los coches de gasolina, aunque suelen tener cadenas de suministro más consolidadas, tampoco están exentos de este impacto.
Fin de vida útil: ¿Qué pasa cuando el coche deja de rodar?
El reciclaje de baterías es uno de los grandes retos a los que se enfrentan los coches eléctricos.
Desde la Agencia Europea del Medio Ambiente se asegura que a más kilómetros recorridos por el coche eléctrico, menos será su impacto medioambiental, pero también hay que tener en cuenta que cuando un vehículo eléctrico llega al final de su vida útil, sus componentes vitales pueden reciclarse, incluida la batería.
En este sentido, las baterías pueden tener una segunda vida y convertirse en un depósito para almacenar energía procedente de fuentes renovables
Por otro lado, los coches de gasolina cuentan con sistemas de reciclaje más consolidados, aunque los residuos peligrosos (aceites, líquidos, metales pesados) siguen siendo un problema.
¿Contamina más un coche eléctrico o de gasolina?
La respuesta no es sencilla ni absoluta. Si solo miramos las emisiones durante la conducción, el coche eléctrico es bastante superior.
Pero si nos paramos a analizar todo el ciclo de vida —desde la extracción de materias primas hasta el reciclaje final—; la diferencia se reduce, aunque sigue siendo favorable al eléctrico en la mayoría de escenarios, especialmente a medida que la energía eléctrica se vuelve más limpia y el reciclaje de baterías mejora.
En definitiva, elegir entre un coche eléctrico o de gasolina implica considerar mucho más que las emisiones en carretera. La clave está en analizar el ciclo de vida completo y el contexto energético local.
Si buscas reducir tu huella ambiental con Škoda Canarias, tenemos nuestra gama de vehículos eléctricos encabezada por el Enyaq, que es, hoy por hoy, la mejor opción, siempre que apuestes por energías renovables y un consumo responsable.